Querido “Taita”:
Hoy es el día del DOMUND. En las cuatro misas he estado diciendo a la
gente que la iglesia tiene su razón de ser y de existir porque tiene un encargo
de Jesús: el continuar predicando y construyendo lo que Él inició: EL REINO DE DIOS. Esto es
el encargo y la llamada fundamental de la iglesia y todos sus miembros
participamos de la misma llamada a hacer lo mismo, en donde quiera que estemos
y en todo lo que hagamos.
Yo
estoy convencido de esto y creo que es el primer y gran objetivo de la iglesia
y mío, pero cuando lo digo, la gente me mira como si estuviera loco, como si
fuera un extraterrestre; pero lo más
triste es que la “estructura eclesial” está en la misma onda y se burla de
esto.
Le
aseguro que no he podido olvidar en todo el día a mi Ecuador, a mi gente, a mi “Taita”…
que hablaban siempre del reino, como el
gran proyecto, el gran sueño por el que estaban dispuestos a dar la vida…
Esta
noche, lleno de tristeza, cuando he cerrado la puerta de mi casa, en el
silencio y en mi soledad, no he podido
evitar la pregunta: “Melitón ¿Qué haces
tú aquí?”
Este
mundo del “bienestar” apostó por el hedonismo y el relativismo y abiertamente
se ríe del proyecto de Jesús y del mismo Jesús.
Pienso
que el peor ateísmo y la degradación mayor de la persona está, no en negar a Dios, sino en prescindir de Él,
considerándolo algo inútil y sin
sentido, que no merece la pena perder el tiempo en planteárselo, que es lo que
aquí se impone con una fuerza enorme; no estamos en el “ocaso de Dios”, sino en
el apogeo de la soberbia y la estupidez del ser humano que llega a considerar
la vida como un artículo de comercio, una limitación de la libertad, o una
carga insoportable.
La
respuesta a esta situación de soberbia y estupidez yo creo que es el “ayuno de
Dios”: lo digo porque cuando una persona está “harta”, “hastiada”, “empachada”...
lo mejor es dejarla en ayuno unos días, hasta que vuelva a sentir necesidad de
llenar de nuevo el estómago y la sociedad de los “hartos”, lo que necesita es
dejarnos en ayuno de Dios, hasta que se estrellen y se den cuenta que sin Él no
hay salida.
Pero
esto no se entiende. Recordará que ya hablamos alguna vez de esto: los obispos
viven en su pedestal, instalados en la estratosfera, creyéndose que a base de
decretos y cartas pastorales se arregla todo… ¡de esto se ríe todo el mundo! Y
ellos se encastillan en la liturgia,
preocupados por la pureza de los ritos.
Hay que volver a los caminos y convencernos que llevamos demasiado
tiempo viviendo de las rentas, sosteniendo y defendiendo una estructura y se
nos ha olvidado la persona de JESUCRISTO que ya la gente no tiene ni idea de
Él.
¿Recuerda que Juan Pablo. II hubo un tiempo que habló mucho de la “Nueva
Era” y en Portoviejo nos planteamos alguna vez el tema? El problema es más gordo de lo que imaginamos,
pues se ha establecido definitivamente como la religión del sistema y la gente
busca lo que mejor le conviene, cogiendo, como en un supermercado, aquello que
va mejor con sus intereses.
Yo me siento como uno de esos objetos que se exponen en las
estanterías del supermercado, esperando que alguien llegue, pues se creen con
derecho a tener de todo para elegir y
despreciar, incluso en temas religiosos.
El ritmo de la pastoral lo imponen los restaurantes y salones de
fiestas, para quienes trabajamos durante
todo el año, para que ellos puedan llenarlos con las primeras comuniones, las
bodas…
Por otro lado, están las
funerarias, pues con una población tan vieja, todos los días hay entierros, que
son los que mantienen la economía de la parroquia y en la iglesia no se celebra
otra cosa que el recuerdo de los difuntos y gran porcentaje de lo que se hace
gira en torno a ellos.
¿Cómo quiere que yo olvide la tierra donde aprendí a ser cura y a amar
a la iglesia, llena de vida y esperanza? Aquí se sigue al pie de la letra el
consejo famoso: “No te muevas porque de
lo contrario, no sales en la foto” y ahí estamos: sin saber por dónde salir, qué hacer, ni cómo
responder a los retos que el momento presente plantea a la iglesia.
Este “socialismo del s. XXI” o “progresismo” –que de eso no tiene nada,
ni de una cosa ni de otra- se propusieron
arrinconar a la iglesia en la sacristía y lo han logrado poniéndole a cualquier
reivindicación que se hace de los valores del reino la etiqueta de “política”
y, fuera de la repetición mecánica del
Ave María o del Padrenuestro, no se
puede hablar de nada, pues todo es política y, aquí se impuso un pensamiento
único que lo llaman lo “políticamente correcto” que no es, sino repetir y
apoyar lo que los políticos sostienen.
No, no puedo hablarle de otra manera. Me siento triste. Quizás en otro
momento me siente para contarle algo de lo positivo que se vive a nivel de
calle, de gente sencilla que no aparece por ningún sitio y que, le importa un
bledo las estructuras –de eso también hay- pero hoy, día del DOMUND, no
puedo hablar con alegría de ver que el
encargo que nos dejó Jesús lo estemos
llevando con alegría y con esperanza.
Esta noche cogería mi “petate” y, de buena gana amanecería en
cualquier rincón de los Andes o de la selva amazónica, o de la costa
ecuatoriana, fuera del protagonismo, de los puestos, de las apariencias…
trabajando con los pobres, encarnado en el pueblo, como un vecino más,
intentando hacer sentir en la comunidad, que el Señor vive entre nosotros, que
nos quiere y nos invita a hacer lo mismo y seguir adelante luchando.
Que el Señor lo bendiga y lo cuide.
Un fuerte abrazo